Sunday, January 27, 2013





BOLIVAR Y LA RESURRECCION DE BOVES
DOS HOMBRES Y UN DESTINO
Por: Jorge Mier Hoffman

“Habitantes de la Provincia de Caracas: Un jefe de bandido, conocido por su atrocidad, el perverso Boves, ha podido penetrar hasta la Villa de Cura, reuniendo esas cuadrillas de salteadores esparcidos por los caminos de Los Llanos… Seguid a vuestro Jefe, que os ha conducido siempre a la victoria, y os ha dado la libertad”

Simón Bolívar



Bolívar se refería al asturiano, el hombre fuerte y valeroso conocido por sus aguerridos hombres como el “León de los Llanos”, como el “Urogallo” para los cronistas europeos y “la bestia a caballo” por los miserables pobladores que sentían la barbarie de ese monstruo asesino que tiñó de rojo los campos de Venezuela, cuyo valor y arrogancia cautivó a los aguerridos llaneros, puesto que Boves daba el primer paso en toda empresa temeraria, y a quien sus soldados llamaban sumisamente “taita”. Boves conducía un ejército de llaneros, quienes, a pecho descubierto, montura al pelo y lanza en mano, desbarataban los improvisados parapetos que les cerraban el paso, en un intento desesperado, de los humildes pobladores, por frenar la carga de muerte que llegaba con el asturiano.

Es la reacción desesperada de la población atemorizada, que intenta en vano frenar a las hordas asesinas que ciegamente siguen las órdenes de su sanguinario líder Tomas Boves, como la sombra de la muerte que arrasa los ya sufridos caseríos, dejando a su paso un dantesco escenario de devastación y muerte.

En el corazón de Boves no había espacio para la compasión, cuando celebraba en una orgía de sangre el éxtasis de su victoria: niños, mujeres y hombres, sin importar la edad, son sometidos a una brutal tortura infernal, mientras sus cuerpos temblorosos son lacerados y mutilados sin piedad…

“De pronto..! Un joven implora por la vida de su anciano padre…

 Boves lo hace llevar ante su presencia… Impresionado por la actitud arrogante y valiente de ese muchacho, le pregunta: ¿…Hasta dónde eres capaz de suplicar por su vida…? No importa lo que usted me pida, por mi padre soy capaz de todo… ¿… Si te dejas cortar las orejas sin gemir si quiera un suspiro de dolor, le perdono la vida a tu viejo..? y con la frialdad de un hijo que ama a su padre, cierra los ojos, mientras el verdugo saca su filoso machete y mulita la primera oreja… Boves está atento de oír si quiera un gesto de dolor, y con su dedo en la boca ordena el silencio de sus hombres… pero el joven aguanta con una impresionante frialdad, mientras la sangre caliente recorre su cuello… Boves ordena continuar el suplicio, para que el bárbaro mutile la otra oreja… y nuevamente el joven da muestras de una valentía sublime, que hizo reaccionar a los propios llaneros, quienes muestran en sus rostros señales de compasión… Ante tal espectáculo, Boves se da la vuelta y se dirige a su caballo, al momento que ordena… Mátenlos a todos..! Cuando unos de sus colaboradores le pregunta… ¿… Por qué matar al muchacho si pasó la prueba…?
Boves le responde: Por eso mismo… demostró una valentía que mañana se convertirá en una venganza que nos devorará…”

José Tomás Rodríguez Boves nació el 19 de septiembre de 1782 en la ciudad asturiana de Gijón… En 1803 se graduó de piloto de la marina mercante, lo que le permitió viajar a Venezuela, donde se le acusó de contrabandista y fue arrestado en Calabozo… Luego se convirtió en comerciante y se dedicó a la compra y venta de ganado… Aunque inicialmente era partidario de la independencia de 1810, por su resentimiento social asumió el rol del líder de los marginados llaneros, apoyando la sublevación del realista Domingo Monteverde, cuando cayó la Primera República, y Bolívar sufrió su primer exilio.

“Boves es un hombre cruel que no parece haber sido amamantado con leche de mujer, sino con la de los tigres y las furias del infierno”.

Simón Bolívar


Boves era un hombre sobresaliente y de un porte de líder indiscutible, que tuvo la habilidad y la inteligencia de utilizar como bandera “el odio de clases”, alimentado por la esclavitud y el resentimiento de pueblos sumido en 300 años de tiranía española…

Mientras los republicanos invocaban la independencia, manteniendo inalterables sus privilegios económicos sustentados en la esclavitud y el latifundismo que heredaron de la monarquía española, Boves con prédica demagógica, levanta a la gente de color contra los blancos y mantuanos, como la clase social privilegiada a la cual pertenecía el Libertador Simón Bolívar y la mayoría de sus colaboradores… De esta manera, Boves marcaba una diferencia entre el ejército patriota y sus hordas de bandoleros; que al fin y al cabo, constituían la mayoría del pueblo marginado de la Provincia de Venezuela, congregados y relegados en la región inhóspita de los llanos.

Boves aumenta su popularidad cuando incita a la lucha de clases como un acto revolucionario de justicia y libertad, ante la opresión y la esclavitud de la oligarquía explotadora de los campos: exige la tierra de los blancos para ser repartida entre los pardos; su lucha intentaba cautivar a la marginada población indígena esclavizada por las misiones; libera a los esclavos de color y les otorga los cargos más importantes en su improvisado ejército… El principal problema que representaba Boves para los líderes de la revolución bolivariana, era su neutralidad ventajista para cautivar al pueblo, ya que no se presentaba como afecto al rey de España Fernando VII, y por otra parte criticaba el sistema republicano adoptado por la oligarquía mantuana tras la victoriosa Campaña Admirable protagonizada por Simón Bolívar, el Libertador… Como bien dijo el escritor Enrique Castellanos:

“A su regreso de Angostura y al frente de su legión infernal, Boves, bajo el cobijo de una bandera negra, corta el hilo de la vida, echando a volar sobre los cielos del llano los cuervos negros de la infamia, permanentemente inflamados por el no menor rencor de la venganza”

Es así como de las entrañas de Venezuela surge un ejército devastador que partía de los Llanos, para desmembrar los pelotones patriotas diseminados en toda la vasta extensión del territorio… Era un ejército implacable que crecía y crecía con reclutas tomados de las propias tropas republicanas… no por una convicción ideológica, sino por el temor de ser aniquilados en tormentos de torturas, ya que la consigna de Boves era implacable: no tomamos prisioneros..!

Al terminar el año de 1813, la situación para Simón Bolívar es nada envidiable: El gobierno no ha logrado instrumentar los programas sociales que había prometido, la situación económica se agrava con el embargo económico impuesto por los países europeos y la neutralidad que mostraban los Estados Unidos a favor de España, la anarquía. y los focos de guerrillas que se sucedía en todos los rincones del país, lo que hacía insostenible el gobierno de Bolívar… Son problemas que debe atender de manera inmediata, y que no le permitían dedicar el tiempo suficiente a la gobernabilidad de una nación surgida de 300 años de esclavitud española… en fin, todo se agrava con la presencia de Boves, quien había logrado lo inimaginables para el Libertador:

Convertir a los propios venezolanos en enemigos entre ellos mismos y enemigos del movimiento revolucionario e independentista de Simón Bolívar.

Ya el problema no era España ni los invasores… no se trataba de expulsar a los españoles y canarios… ahora la lucha de clases y la anarquía interna, hacía estragos en la sociedad, con resultados aún más desastrosos que la propia Guerra a Muerte, cuando fue decretada por Simón Bolívar para frenar los crímenes que cometían los peninsulares en nombre de España… Al respecto de la Guerra a Muerte, recordemos las reflexiones de Bolívar en esos momentos cruciales en la reconstrucción de la Patria:

“El comandante español Zuasola, con feroz frenesí, de que no hay ejemplos en los anales del crimen, decapitó la mayor parte de la población pacífica de Aragua; hombres, mujeres, niños sin distinción alguna.

 A los demás los hizo desollar vivos y arrojar a un lago venenoso para poner fin a su existencia. Ni las mujeres en cinta, ni un sólo individuo, se escapó de la furia de ese monstruo.

 El español Rosete, al entrar a la población de Ocumare cerca de Caracas, resuelve igualar a su compatriota Zuasola y excede a todos los demás en crueldad.

Sus desgraciadas víctimas fueron sacrificadas al pie del altar, donde se refugió la población… Entre otras torturas de su invención, hacía arrancar la piel de las plantas de los pies y los obligaba a correr por la arena caliente hasta morir…

 A otros los ataba a un poste y luego de arrancarles las entrañas, los dejaba pasto de los insectos”

La extensa e inhóspita región de Los Llanos, se convirtió en una cantera inagotable de hombres que se sumaban a las bandas de forajidos de Boves, y desde allí, iban y venían causando estragos, muerte y desolación en todos los rincones del país… Boves inspirado en sus triunfos y escaramuzas, ahora reta a Bolívar en una batalla decisiva, al dirigir su ejército hacia Caracas.

El 1º de febrero de 1814, Boves sacude los cueros de su caballería, y con sus largas lanzas de tres metros, los llaneros se dirigen a la capital. Le acompaña el sanguinario Rosete, tan sádico como él… Caen como vampiros sedientos de sangre sobre los Valles del Tuy… El patriota Campo Elías intenta en vano detenerlos en La Puerta, pero cae derrotado… Bolívar al tener noticias de este revés, concentra sus tropas en Valencia, en la desesperación de frenar la maquinaria asesina que se dirigía a Caracas… En la Guaira, llena de prisioneros y escasas tropas, la única vía es su fusilamiento, incluyendo a los enfermos… Una difícil decisión para Bolívar, pero necesaria, tomando en cuenta el tamaño del enemigo que amenazaba la paz de la República… Finalmente… Boves, triunfante entra a Valencia el 9 de julio, para saciar los más bajos instintos de ese ejército de bandoleros que lo acompañaban.

Como escribió Llamozas, capellán y cronista de Boves:

“Lo de Valencia fue una noche de San Bartolomé, donde se mata a los hombre y se veja a las mujeres. Durante varias noches que duró el tormento, a los hombres se alancean, como hacen los matadores con los toros en los ruedos. Boves, en su furor de cómitre, agita el látigo y hace que las damas bailen el “periquito”, un son de la época, mientras sus esposos son cazados con las largas lanzas. Es un holocausto satánico e  innecesario… A las damas que habitaban la residencia del gobernador, las ataron a la cama y con un filoso cuchillo les cortaron los pezones, en un éxtasis de alaridos de lujuria y violación”

Ante el temor que inspiraba la presencia de Boves, y la amenaza en que sus designios sangrientos llegaran a Caracas, Bolívar convierte la ciudad en un bastión impenetrable con murallas y obstáculos improvisados que sitiaban la ciudad en sus cuatro puntos cardinales… Por varios días estuvo la población inmersa en la incertidumbre, cuando llegaban las noticias del avance indetenible de Boves… Fueron varios días de desesperación que vivieron sus habitantes, donde niños y mujeres fueron convertidos en soldados de la Patria… Así los describió Eduardo Blanco:

“Excepto el agua, que las frecuentes lluvias de la estación les proporcionaban con alguna abundancia, los sitiados carecen en absoluto de medios de subsistencia. El poco ganado, y los escasos cereales y raíces que se habían podido introducir en la ciudad antes de ser cerrada, hacía ya muchos días que se había consumido, así como los caballos y los burros; y aquel hambriento pueblo, después de devorar los más inmundos animales, roe con desesperación las piltrafas de cuero que antes hubiera despreciado y hasta las suelas de sus propios zapatos”

Insaciable de sangre y morbosidad enfermiza, Boves no desmaya en la infame tarea que ha comenzado en su sarao de lujuria, lo cual disfruta a plenitud, mientras llueve el oro de los terratenientes que pagan para no ser degollados… Y para continuar disfrutando ese éxtasis de terror, envía a Morales a tomar Caracas… ya se sabía de la huída de Bolívar y la mayoría de la población rumbo a Barcelona, luego del discurso de resignación que promulgó Bolívar

“Terribles días estamos atravesando: la sangre corre a torrentes; han desaparecido los tres siglos de cultura, de ilustración y de industria; por todas partes aparecen ruinas de la naturaleza o de la guerra. Parece que todos los males se han desencadenado sobré nuestros desgraciados pueblos”


¡.. A Oriente…! ¡.. A Oriente…! Vamos a reparar nuestros desastres y proseguir luchando


Así gritaba el Libertador para convidar al pueblo caraqueño a abandonar la ciudad… El 7 de julio de 1814, más de 20 mil personas toman la vía de Barcelona, dirigidas por una pequeña tropa al mando de su Libertador … “La Emigración de Oriente”… Así llama la historia patria los acontecimientos de esa extraordinaria aventura, cuando los caraqueños huyeron de las hordas asesinas de Boves, en su lujuria de saquear la capital y asesinar a los blancos mantuanos…

 A las órdenes del Libertador, el pueblo seguía por un sendero infernal hacia un destino incierto… Esa travesía significó penetrar en selvas infestadas de fieras y alimañas; riscos y precipicios; ciénagas y tierras movedizas… Sólo los más fuertes, los más osados y en mejores condiciones físicas, eran capaces de soportar las inclemencias de la travesía… Tales fueron la condiciones infranqueables que se les presentaron durante todo el recorrido, que más de la mitad de la caravana humana pereció antes de llegar a su destino… y mientras la mayoría quedaban atrás por la extenuante faena, Bolívar daba muestras de infatigable aliento para abrirse camino entre la maleza, organizar a la gente, cargar con los más débiles, curar a los enfermos, hacerse de agua y alimentos, y como si fuera poco, organizaba su precaria tropa para cuidar la retaguardia y evitar un asalto sorpresa a manos de Morales.

¡¡¡Lo demás es historia conocida!!!

Muchos murieron en la travesía infernal; algunos que sobrevivieron, huyeron a Trinidad, isla en poder de Inglaterra, donde fueron repatriados, por un Acuerdo de Ayuda Mutua que tenían España e Inglaterra, para terminar sus vidas en las mazmorras; mientras una pequeña parte huyó hacia Cartagena e islas vecinas, donde encontraron la tranquilidad de un refugio político.

El 16 de octubre Boves ocupa Cumaná, y siguiendo su ruta de sangre, como de costumbre, pasa a cuchillo a todos los habitantes, incluyendo a las mujeres, niños y ancianos… Más de 1000 personas quedan tendidas en las calles, mientras la banda de forajidos irrumpe los hogares, violando a las mujeres y torturando a los hombres en busca de sus riquezas.

Luego de cometer todo tipo de infamias, el 5 de diciembre de 1814, Boves reorganiza sus fuerzas para aniquilar a los insurrectos patriotas en la Batalla de Urica, en un fogonazo final que destrozó los últimos vestigios de tropas republicanas al mando de Ribas y Bermúdez.

Boves no pudo celebrar esta victoria que entierra la Segunda República: una lanza republicana surgió inesperadamente entre el fragor de la derrota del ejército patriota, para cegar su vida en el momento culminante de la batalla… Urica enterró la Segunda República y la vida del sanguinario Boves… Pero su nombre dejó una amarga experiencia en Bolívar… Boves… al que Bolívar no pudo vencer, y por el contrario, sucumbido ante la fiereza temeridad, heroicidad, valor e inteligencia, de ese monstruo sediento de sangre, al que todos temían con sólo escuchar su nombre: “Boves”… Así lo escribió Blanco Bombona:

“En Urica muere Boves y muere la Patria… Y como símbolo de que ella muere allí en la carnicería subsiguiente, perece el himno nacional… Muere su autor, el músico Landaeta… Muere el pensamiento de la República en la persona del brillante y profundo Lic. Sanz… Muere allí el virtual inteligente diputado Francisco Javier Ustáriz… Lo único que no muere y escapa en manos de Ribas y Bermúdez, es la bandera nacional”

Tres meses antes en Carúpano, el 7 de septiembre, el Libertador había profetizado su destierro, al reflexionar sobre las causas de la pérdida de la Segunda República, en un Manifiesto lleno de sentimientos, frustración y esperanzas:

“Vuestros hermanos y no los españoles han desgarrado vuestro seno, derramado vuestra sangre, incendiado vuestros hogares y os han condenado a la expatriación”

En su Manifiesto de Carúpano, Bolívar jura volver a liberar a Venezuela:

“Yo os juro, amados compatriotas, que este augusto título de Libertador, que vuestra gratitud me tributó cuando os vine arrancar las cadenas, nos será vano. Yo os juro que Libertador o muerto, mereceré siempre el honor que me habéis hecho; sin que haya potestad humana sobre la tierra que detenga el curso que me he propuesto seguir hasta volver a libertaros”



Friday, January 25, 2013

¡A Bolívar lo Mataron!





¡A Bolívar lo Mataron!
Derecho a Réplica
Por: Jorge Mier Hoffman

SR. ESTANISLAO VERGARA.

“Dentro de tres días me voy hacia Santa Marta ¡por hacer ejercicio! por salir del fastidio en que estoy y por mejorar de temperamento·

Cartagena 25 de septiembre de 1830

Carta escrita por Simón Bolívar, faltando 2 meses y 23 días para morir de tuberculosis, como asegura la Historiografía Tradicional

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Como integrante del staff de historiadores de la Cadena History Channel, fui consultado sobre la opinión emitida por el Presidente Chávez, en momentos en que se leía el Informe de la Comisión designada para investigar el “Fallecimiento de Bolívar” ¡Y para sorpresa de los eruditos catedráticos de la historia! Chávez insistió en el debate al decir en Cadena Nacional:

¡Asumo la responsabilidad ante la historia… A Bolívar lo Mataron”

Como se dice en el argot criollo “Chávez le aguó la fiesta” que ya celebraban en la Academia Nacional de la Historia, puesto que lo dicho por la Comisión bendecía la historiografía tradicionalista que asegura que “Bolívar murió por Tuberculosis”

Y para socavar las dudas que dejó la opinión del Presidente, una lluvia de artículos están siendo publicados, donde se presentan cartas, cartas, y más cartas, que escribió Bolívar, desde el 8 de mayo al 17 de diciembre de 1830, donde se puede leer el pesimismo y la pesadumbre que agobiaba el espíritu enfermo del Libertador.

¡Pero la verdad es otra!

La gesta independentista obligó al Libertador y sus colaboradores, a establecer un sistema de comunicación, utilizando claves y códigos, que no podían ser descifrados por los españoles… Pero la red realista contaba con espías y curas en las sacristías, que filtraban la información obtenida en los confesionarios, so pena de la excomunión.

¿Y cómo contrarrestó Bolívar esta red de espionaje?
  
Muy simple… Se generaba más de una carta, a distintos destinatarios y distinta información… De allí el éxito de la liberación de Nueva Granada, ya que Bolívar escribió que iba a Cúcuta con Páez, mientras a sus oficiales les comunicaba el paso de Pisba, para sorprender al general José maría Barreiro, que nunca se imaginó la estratagema del Libertador.
La misma argucia impactó el en ánimo de los oficiales del Libertador, cuando reflexionaba en Pativilca, donde sus oficiales llamaron con urgencia a Manuelita, ya que todos lo veían agonizante… Y cuando llegó el momento culminante de implorarle que regresara a Venezuela, porque todo se había perdido en el Perú, Bolívar respondió:
-¡Aún me falta algo por hacer!
-¿Qué quiere hacer su Excelencia, que no haya hecho todavía?- Le pregunta su médico.
- A lo que responde Bolívar con determinación: ¡¡¡TRIUNFAR!!!
Y de inmediato, ordenó ensillar su caballo para triunfar en Junín y Ayacucho.

¡¡¡Ese era Bolívar!!! Un hombre impredecible en la acción y persistente hasta la terquedad

Por lo tanto… Es verdad todo lo dicho por el Presidente Chávez, que no sólo es un asiduo lector, sino que es un inquisidor de la historia manipulada, un gran conocedor de la trayectoria de Bolívar y un apasionado de la Vida y Obra del Libertador, tal cual le respondí al representante de la Internacional History Channel… Y como dijo Chávez yo también digo:

¡A Bolívar lo Mataron!

Es una verdad que impacta en las mentes obsesionadas en la Academia Nacional de la Historia, y de muchos historiadores del entorno del Gobierno, para que no se abra la Caja de Pandora del asesinato de Bolívar, porque ello significaría echar al balde de la historia tergiversada, toda la mentira de la Tuberculosis y de muchos personajes que se dijeron fieles al libertador, pero que fueron los cómplices de la conspiración.

Por ello, así como en ésta tribuna se han publicado cartas que “demuestran que Bolívar agonizaba”… Aquí les traigo sólo una muestra que dicen todo lo contrario.

GENERAL RAFAEL URDANETA

He tenido la honra de recibir la misión de los señores coroneles Vicente Piñeres y Julián Santa María, que se han servido presentarme las actas del 2 y 5 de septiembre del corriente año, por las cuales me llaman a la capital (Bogotá) para que vaya a presidir los destinos de la República, que desgraciadamente ha quedado sin gobierno por haberse disuelto el que lo regía, quedando así acéfala y en la completa anarquía (…) Desde luego me pondré en marcha para esa capital (Bogotá) a reiterar mis protestas solemnes de obedecer las leyes y las autoridades constituidas, hasta que las elecciones constitucionales nos proporcionen los beneficios de un cuerpo legislativo y de los nuevos magistrados que nos den los sufragios (…) Hasta que llegue ese momento deseo servir únicamente como ciudadano y como soldado.
Cartagena 18 de septiembre de 1830

Carta escrita por Simón Bolívar, faltando 3  meses para morir de tuberculosis, como asegura la Historiografía Tradicional

CORONEL CASTELLI

He recibido la apreciable carta de Usted participándome los sucesos que han tenido en esa Capital (Bogotá) durante la reacción que terminó por la victoria del Santuario y la ocupación de la Capital. Usted verá por mi Proclama que he respondido al grito de la patria; y además marcho a la cabeza de 2.000 hombres a restablecer el orden donde quiera que esté turbado. Mis antiguos compañeros me volverán a ver a su lado participando de sus peligros y de sus trabajos ¡Muy pronto me tendrán ustedes por allá!

Cartagena 18 de septiembre de 1830

Carta escrita por Simón Bolívar, faltando 3 meses para morir de tuberculosis, como asegura la Historiografía Tradicional

COMENTARIO: A tres meses de morir por tuberculosis, según Révérend y los eruditos catedráticos de la historia, Bolívar no menciona para nada la enfermedad, sino todo lo contrario, habla de que va la cabeza de un ejército de ¡DOS MIL HOMBRES! dispuesto a restaurar la paz en Colombia y Venezuela. Es un Bolívar altivo, sagaz y guerrero, que añora entrar a la lucha armada para retomar el camino de la revolución por la unidad de Colombia. Entonces surgen las preguntas: ¿Si estaba enfermo cómo se explica que vaya a la cabeza de un ejército? ¿Qué pasó con ese ejército cuando llegó a Santa Marta?

Estas son sólo tres de las 20 cartas que nos presentan a un Bolívar saludable, altivo, guerrero y dispuesto a invadir a Maracaibo para enfrentar a La Cosiata comandada por Páez… Cartas que iré presentando como un Derecho a Réplica para los furibundos historiadores que insisten en asegurar, que el Bolívar que colocaron en el Panteón Nacional, es el Bolívar que Páez, Vargas, Locadio Guzmán, y los demás integrantes de La Cosiata, celebraron la muerte de Bolívar, publicando en la Gaceta de Venezuela, no por causa de la Tuberculosis, sino por “Un Chancro en el Culo”, tal cual quedó escrito para la historia y las futuras generaciones.

Friday, November 25, 2011



Antonio Ricaurte









Antonio Ricaurte



 Pero allí estaba el ángel de la guarda de cien pueblos revestido de las formas de un joven; el ángel de la guarda armado con la espada de América y una mecha prendida con el fuego del Empíreo.


Una detonación inmensa, un mar de negro humo que se dilata por el espacio, en seguida silencio pavoroso: la patria está salvada.


¿Adónde volaron tus miembros, mancebo generoso?


Si fuera dable suponer que los que desaparecen del mundo, sin dejar rastro de su cuerpo son llevados al cielo en figura de hombre, yo pensaría que tus huesos no yacen en la tierra, ni las cenizas de tus carnes se han mezclado con el polvo profano.


Quemado, ennegrecido, sin ojos en el rostro, sin cabello en la cabeza, todavía me hubieras, parecido hermoso, y al contemplar ese tizón sagrado, mis lágrimas hubieran corrido de admiración y gratitud antes que de dolor; los grandes hechos, las obras donde la valentía y la nobleza concurren desmedidamente, no causan pesadumbre, aun cuando traigan consigo una gran desgracia; conmueven, exaltan el espíritu, maravillan, y al paso que sentimos la pérdida de un hombre extraordinario, experimentamos satisfacción misteriosa de que la especie humana le hubiese contenido, y de que se hubiese dado a conocer con muerte sublime.


 Ricaurte, hombre grande en tu pequeñez, ilustre en tu obscuridad, no eres pequeño ni obscuro desde que te sacrificaste por la libertad de la raza que tiene a gloria el haber producido hijo como tú.


…¿Por qué su fama revierte en el mundo, y tu nombre no lo sabemos sino los que te amamos?


…Sorprendido, asombrado, aterrado, manda Boves tocar a retirada, y el campo queda por los libres.


 ¡Qué acciones!


 ¡Qué guerra!


La suerte de las armas libertadoras fue varia por mucho tiempo en Venezuela: ora triunfante, ora vencido; ora al frente de sus conmilitones, ora refugiado en medio de los mares, Bolívar no vivía sino para la emancipación de su patria, llamando así la vasta porción de hombres que puebla el país de Sur América.


Eran sus capitanes muy para vencer en el combate; poner la victoria al servicio de la República, él solamente.


Así fue que entre subvertir el orden, no obedecer las de la cabeza principal, y hacerse proclamar primeros y segundos en el mando, muchas veces lo estragaban todo, y tal hubo en que la causa de la libertad se vio del todo perdida.


Conquistada Venezuela por la célebre expedición de la Nueva Granada, tan grande obra se vino abajo, y a un pecador de bajo suelo se vio señorear insolentemente la parte más heroica de la futura Colombia.


Pero Bolívar no había muerto, y en él vivía la República, según dijo un   hombre ilustre de ese tiempo, hombre de esos cuya mirada es larga y profunda, y ven el triunfo atrás de la derrota, la gloria atrás de la desgracia; suerte de profetas, que a fuerza de penetración y fe leen el porvenir y animen a sus contemporáneos con las sentencias favorables que descubren en su seno obscuro.


Boves el león ya no existía; Morales el tigre quedó heredado con su prestigio y su poder, triunfando por casualidad, hombre como, era de inteligencia escasa en valor no muy feliz.


Y sobre esto Morillo se venía por esos mares tronando y relampagueando, con propósito firme de asegurar por media de la sangre doscientos años más de servidumbre.


 Imposibles muchas veces las cosas que parecen más fáciles y prontas, y burladas las disposiciones de la tiranía. 

Sunday, October 30, 2011

PROCLAMA DE MIRANDA.

“Valerosos compatriotas, y amigos.


Obedeciendo á vuestro llamamiento y a las repetidas instancias y clamores de la Patria, en cuyo servicio hemos gustosamente consagrado la mejor parte de la Vida, somos desembarcados en esta provincia de Caracas; la coyuntura y el tiempo nos parecen sumamente favorables para la consecución de vuestros designios; y cuantas personas componen este ejército son amigos o compatriotas vuestros; todos resueltos á dar la vida si fuese necesario, por vuestra libertad é independencia, bajo los auspicios y protección de la marina Británica.

Con estos auxilios podemos seguramente decir, que llegó el día por fin, en que recobrando nuestra América su soberana independencia, podrán sus hijos libremente manifestar al universo sus ánimos generosos.

El opresivo insensato gobierno, que obscurecía estas bellas cualidades, denigrando con calumnias nuestra modestia y carácter, consiguió también mantener su abominable sistema de administración por tres siglos consecutivos; más nunca pudo desarraigar de nuestros corazones aquellas virtudes morales, y civiles que una religión santa, y un código-regular inculcó en nuestras costumbres formando un honesto índole nacional.

Valgámonos pues de estas mismas estimables prendas, para que expelidos los pocos odiados agentes del gobierno de Madrid, podamos tranquilamente establecer el orden civil necesario á la consecución de tan honrosa empresa.-La recuperación de nuestros derechos como Ciudadanos, y de nuestra Gloria nacional como Americanos Colombianos, serán acaso los menores beneficios que recojamos de esta tan justa, como necesaria determinación.

Que los buenos é inocentes Indios, así como los bizarros pardos, y morenos libres crean firmemente, que somos todos Conciudadanos, y que los premios pertenecen exclusivamente al mérito y la virtud- en cuya suposición obtendrán en adelante infaliblemente, las recompensas militares y civiles, por su mérito solamente.

Y si los pueblos Holandeses, y Portugueses pudieron en otro tiempo sacudir el yugo de la opresora España; si los Suizos y Americanos nuestros vecinos igualmente consiguieron establecer su libertad é independencia, con aplauso general del mundo, y en beneficio de sus habitantes, cuando cada uno de estos pueblos separadamente apenas contaban de dos a tres millones de habitantes- porqué pues nosotros que por lo menos somos 16 millones no lo ejecutoriamos fácilmente? Poseyendo además de ello, el Continente más fértil, más inexpugnable, y más rico de la tierra? El hecho es, que todo pende de nuestra voluntad solamente- y así como el querer constituirá indubitablemente nuestra independencia, la Unión nos asegurará permanencia y felicidad perpetua:

Quiéralo así la Divina Providencia para alivio de nuestros infelices compatriotas; para amparo y beneficio del género humano!”

“El quiteño, si, el quiteño, nos dio la primera lección.- El os abrió la carrera del honor y él a sellado con su sangre vuestra libertad”. La Junta Suprema de Santa Fe de Bogotá en la exhortación del 9 de septiembre de 1.810

Los hechos que condujeron a la ansiada libertad americana, no fueron aislados  del contexto político y militar de la Europa del siglo XIX, ni los acontecimientos fueron aislados de los múltiples sucesos que se dieron con anterioridad.

La revolución del 10 de agosto de 1809 no fue improvisada, los antecedentes que se venían dando de muchos años atrás, también desencadenaron la revolución.

Túpac Amaru en 1780 y 1.781, con su sonada revolución puso en peligro la estabilidad de la Monarquía española, en un vasto territorio  de sus dominios.

En 1.781 los Comuneros del Socorro en la Nueva Granada conmovieron profundamente el citado Virreinato.

La Revolución de las Alcabalas en Quito, dejó una huella imborrable en el pueblo que se sublevó ante las exacciones inconsultas de la monarquía; desconociendo el derecho de este a cobrarlas e  imponiéndose ante las autoridades; tiempo aquél en el que ya se habló de patria e independencia. Al respecto y refiriéndose a Quito el docto historiador Gonzales Suarez manifestaba:

Estas ideas, o, mejor dicho estos anhelos de independencia no eran nuevos o recientes en Quito: por el contrario, eran antiguas y se habían hecho público varias veces. No hay para que recordar la revolución de las Alcabalas que en 1.590 dio ocasión a que ya desde entonces, se pensara en la independencia de España buscando el apoyo de Inglaterra: en el siglo decimo octavo hubo tres conatos de revolución contra el gobierno de la metrópoli, y es natural que estos hechos hayan influido en Espejo para hacerle meditar despacio un plan bien concertado para poner por obra el deseo de la independencia.” Federico Gonzales Suarez.

El criollo americano y el nativo para 1.809, tenía en su alma un cúmulo de experiencias nada halagadoras respecto al trato injusto que la administración española daba a los “indianos”, por lo que   veía con mucha preocupación los acontecimientos extraordinarios por las que España se debatía.
         Tres siglos de colonización europea, habían creado en América una casta social propia, los criollos, esto es americanos nacidos del mestizaje nativo-europeo, y concretamente en América del Sur, indiano – español; esto sin soslayar el mestizaje negro-español, indio-negro, de los que devinieron un mestizaje  bastante amplio.

         España y su legislación volvieron impermeable el acceso de todo individuo que no fuese netamente español, nacido en la península, para que ocupase altos puestos de mando administrativo en el gobierno de las colonias americanas de posesión española.

El comercio, la industria, los mandos militares y de la clerecía, se encontraban monopolizados y en manos de los que se denominaron “chapetones” es decir españoles de cepa; en tanto que a la administración pública civil, religiosa y militar, poco o ningún acceso tenían los criollos o mestizos americanos.


         Esta situación ilógica e injusta, acumulada durante muchísimos años, daba ánimo cada vez más a que los criollos con poder social y económico pensasen la forma efectiva de hacerse del poder político, sin dependencia de ultramar, sin dependencia de España.

spaña iba agotando poco a poco su poder económico que le llegaba de las ricas colonias americanas; nunca pensaron los reyes, que este filón de riquezas provenientes de sus súbditos americanos se podían terminar; el oro, la plata, las especies, iban a España para satisfacer las ansias de dominación española en Europa, costeando a estos su guerras de expansión, y de religión.

         Se enemistó con Inglaterra, Holanda, Francia, países que si no mancomunadamente hostigaron por tierra y aire a la nación española. Holanda e Inglaterra con sus famosos piratas y corsarios asechaban las flotas navales españolas para expoliarles y arrebatarles los tesoros que venían de América.

 A más de las graves pérdidas económicas por las incursiones marítimas en las colonias americanas, estos países introdujeron el contrabando, lo que socavaba económicamente los intereses de la corona española.

Holanda con las riquezas que las flotas conducían de América, pudieron financiar su propia  independencia de España.

Inglaterra minaba con sus corsarios el mar y las costas americanas, aprovechándose del declive casi total del dominio marítimo de la otrora poderosa flota naval española. Dominio absoluto que lo perdieron por las derrotas que su flota sufriera con los ingleses en desastrosas batallas navales como la del Cabo de  San Vicente (14 de febrero de 1797); la entrega a Francia de seis navíos de guerra de 74 cañones cada uno en virtud del tratado de San Ildefonso (1 de Octubre de 1.800).La derrota naval de Trafalgar (12 de diciembre de 1804); circunstancias estas que pusieron en el mar el incontrastable poder de la flota naval de Inglaterra como la reina de los mares.

El poderío naval de Inglaterra para entonces impedía movilizar fácilmente a España su menguada flota con destino a América, para retornar con oro, plata y más productos de  comercio; y, muy en especial para traer sus tropas que falta hacían en la ya convulsionada América hispana; donde el Imperio Español comenzaba a derrumbarse.


A toda esta debacle, se sumó la invasión Napoleónica a España, a mediados de 1808 José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón I Bonaparte cruzó los Pirineos, pisando por primera vez tierra española pacifica en primera instancia debido al tratado entre España y Francia en contra de Inglaterra y Portugal; con esta escusa de dirigirse hacia Portugal las tropas francesas fueron apoderándose


de las fortalezas militares de España a la que fue conquistando bélicamente poco a poco.

 Fernando VII, proclamado rey de España tras el motín de Aranjuez que destronó a su padre Carlos IV, no puso obstáculo alguno a la presencia de las tropas francesas; lo que el pueblo español veía con estupor como Bonaparte a más de inmiscuirse en los asuntos internos de España invadía su suelo.

Las abdicaciones obligadas de Carlos IV a favor de Fernando VII, la devolución de la corona por parte de este a su padre y de éste que puso la corona a disposición de Napoleón  a cambio de una renta anual de 30 millones de reales y el palacio y jardines de Compiégne, desbordaron la crisis política y dinástica de España.
El 2 de Mayo de 1808, en Madrid se dieron los primeros enfrentamientos con los franceses, iniciando el pueblo español su guerra de la independencia.
La capital del reino se levantó en armas contra los franceses y con ella toda la nación española; y en vista de que se desconocía el gobierno francés instalado dentro de España, se constituyó la llamada Junta Central, (septiembre de 1808) que en nombre del rey Fernando VII y con su expreso consentimiento asumiera todos los poderes como  autoridad política y militar de España y de las llamadas Indias (Colonias americanas  españolas).
El rey recomendó a esta la convocatoria a Cortes, para que se dispusiera la defensa del reino.




Napoleón puso de rey de España a su hermano José (6 de junio de 1808); a la persona de Fernando VII lo recluyó como prisionero de los franceses por seis años, en el castillo de Valencay; seis años durante los cuales el pueblo español lucho por su independencia en contra de las bisoñas tropas napoleónicas todos estos acontecimientos sumados puso a España y a las Indias en un verdadero caos.

     José Bonaparte
Por: Francois Kinson.
En Sevilla se instauro la llamada Junta Suprema de España e Indias; esta Junta ante las presiones que ya se venían sintiendo en América, declaró  y reconoció la igualdad de derechos de españoles y criollos americanos; y ante ello convocó diputados de América para integrar la Corte Constituyente; representación americana que no tenía ninguna paridad entre los convocados de España y los americanos; la proporción de diputados convocados para este efecto mostraba aun el desprecio y la desigualdad entre españoles peninsulares y americanos criollo; es decir pese a la declaratoria de igualdad entre españoles y americanos, la discriminación e inferioridad era evidente.
En Quito, para agosto de 1809, los criollos más pudientes se reunieron la víspera del 10 de agosto y redactaron la siguiente Acta que dio inicio a los hechos que se suscitaron desde entonces y que desembocaron en la total independencia de España:
Acta
Nos, los infrascritos diputados del pueblo, atendidas las presentes críticas circunstancias de la nación, declaramos solemnemente haber cesado en sus funciones los magistrados actuales de esta capital y sus provincias; en su virtud, los del barrio del centro o Catedral, elegimos y nombramos por representantes de él a los Marqueses de Selva Alegre y Solanda, y lo firmamos. Manuel de Angulo, Antonio Pineda, Manuel Cevallos, Joaquín de la Barrera, Vicente Paredes, Juan Ante y Valencia. Los del barrio de San Sabastián elegimos y nombramos por representante de él a don Manuel Zambrano, y lo firmamos, Nicolás Vélez, Francisco Romero, Juan Pino, Lorenzo Romero, Manuel Romero, Miguel Donoso.
Los del barrio de San Roque elegimos y nombramos por representante de él al Marqués de Villa Orellana, y lo firmamos. José Rivadeneira, Ramón Puente, Antonio Bustamante, José Alvarez, Diego Mideros.
Los del barrio de San Blas elegimos y nombramos por representante de él a don Manuel de Larrea y lo firmamos. Juan Coello, Gregorio Flor de la Bastida, José Ponce, Mariano Villalobos, José Bosmediano, Juan Unigarro y Bonilla. Los del barrio de Santa Bárbara elegimos y nombramos representante de él al Marqués de Miraflores y lo firmamos. Ramón Maldonado, Luis Vargas, Cristóbal Garcés, Toribio Ortega, Tadeo Antonio Arellano, Antonio de Sierra. Los del barrio de San Marcos elegimos y nombramos por represente de él a don Manuel Matheu y lo firmamos. Francisco Javier Ascázubi, José Padilla, Nicolás Vélez, Nicolás Jiménez, Francisco Villalobos, Juan Barreto. Declaramos que los antedichos individuos unidos con los representantes de los Cabildos de las provincias sujetas actualmente a esta gobernación y las que se unan voluntariamente a ella en lo sucesivo, como son Guayaquil, Popayán, Pasto, Barbacoas y Panamá que ahora dependen de los Virreinatos de Lima y Santa Fe, las cuales se procurará atraer, compondrán una Junta Suprema que gobernará interinamente a nombre y como representante de nuestro legítimo soberano, el señor don Fernando Séptimo, y mientras su Majestad recupere la Península o viniere a imperar en América, elegimos y nombramos por Ministros o Secretarios de Estado a don Juan de Dios Morales, don Manuel Quiroga y don Juan de Larrea, al primero para el despacho de los Negocios extranjeros y de la Guerra, el segundo para el de Gracia y Justicia y el tercero para el de Hacienda; los cuales como tales serán individuos natos de la Junta Suprema. Esta tendrá un Secretario Particular con voto y nombramos de tal a don Vicente Alvarez.
Elegimos y nombramos por Presidente de ella al Marqués de Selva Alegre. La Junta como representante del Monaca tendrá el tratamiento de Majestad; su Presidente el de Alteza Serenísima; y sus Vocales el de Excelencia, menos el Secretario Particular a quien se le dará el de Señoría. El Presidente tendrá por ahora y mientras se organizan las rentas del estado seis mil pesos de sueldo anual, dos mil cada vocal y mil el Secretario Particular.
Prestará  juramento solemne de obediencia y fidelidad al Rey en la Catedral inmediatamente y lo hará prestar a todos los cuerpos constituidos así eclesiásticos como seculares. Sostendrá la pureza de la religión, los derechos del Rey, y los de la patria y hará guerra mortal a todos sus enemigos, principalmente franceses, valiéndose de cuantos medios y arbitrios honestos le sugiriesen el valor y la prudencia para lograr el triunfo. Al efecto y siendo absolutamente necesario una fuerza militar competente para mantener el Reino en respeto, se levantará prontamente una falange compuesta de tres batallones de infantería sobre el pie de ordenanza y montada la primera compañía de granaderos; quedando por consiguiente reformadas las dos de infantería y el piquete de dragones actuales. El jefe de la falange será Coronel y nombramos tal a Don Juan Salinas, a quien la Junta hará reconocer inmediatamente. Nombramos de Auditor General de Guerra, con honores de Teniente Coronel, tratamiento de Señoría y mil quinientos pesos de sueldo a don Juan Pablo Arenas y la Junta le hará reconocer. El Coronel hará las propuestas de los oficiales, los nombrará la Junta, expedirá sus patentes y las dará gratis el Secretario de la Guerra. Para que la falange sirva gustosa y no le falte lo necesario, se aumentará la tercera parte sobre el sueldo actual desde soldado arriba. Para la más pronta y recta administración de justicia, creamos un Senado de ella compuesto de dos Salas Civil y Criminal con tratamiento de Alteza. Tendrá a su cabeza un Gobernador con dos mil pesos de sueldo y tratamiento de Usía Ilustrísima. La sala de lo Criminal un Regente subordinado al Gobernador, con dos mil pesos de sueldo y tratamiento de Señoría; los demás Ministros con el mismo tratamiento y mil quinientos pesos de sueldo; agregándose un Protector General de Indios con honores y sueldo de Senador. El Alguacil Mayor con tratamiento y sus antiguos emolumentos. Elegimos y nombramos tales en la forma siguiente: Sala de lo Civil, Gobernador don José Javier Ascázubi, Decano, don Pedro Jacinto Escobar, don José Salvador, don Ignacio Tenorio, don Bernardo de León, Fiscal, don Mariano Merizalde. Sala de lo Criminal, Regente don Felipe Fuertes Amar, Decano, don Luis Quijano, Senadores, don José del Corral, don Víctor de San Miguel, don Salvador Murgueitio, Fiscal, don Francisco Xavier de Salazar. Protector General, don Tomás Arechaga, Alguacil Mayor, don Antonio Solano de la Sala. Si alguno de los sujetos nombrados por esta soberana diputación renunciare el encargo sin justa y legítima causa, la Junta le admitirá la renuncia, si lo tuviere por conveniente, pero se le advertirá antes que será reputado como tal mal patriota y vasallo y excluido para siempre de todo empleo público. El que disputare la legitimidad de la Junta Suprema constituida por esta acta tendrá toda libertad bajo la salvaguardia de las leyes de presentar por escrito sus fundamentos y una vez que se declaren fútiles, ratificada que sea la autoridad que le es conferida, se le intimará a prestar obediencia, lo que no haciendo se le tendrá y tratará como reo de estado.
Dado y firmado en el Palacio Real de Quito, a diez de Agosto de mil ochocientos nueve, Manuel de Angulo, Antonio Pineda, Manuel Cevallos, Joaquín de la Barrera, Vicente Paredes, Juan Ante y Valencia, Nicolás Vélez, Francisco Romero, Juan Pino, Lorenzo Romero, Manuel Romero, Miguel Donoso, José Rivadeneira, Ramón Puente, Antonio Bustamante, José Álvarez, Juan Coello, Gregorio Flor de la Bastida, José Ponce, Mariano Villalobos, Diego Mideros, Vicente Melo, José Ponce, José Bosmediano, Juan Unigarro y Bonilla, Ramón Maldonado, Luis Vargas, Cristóbal Garcés, Toribio Ortega, Tadeo Antonio Arellano, Antonio de Sierra, Francisco Javier de Ascázubi, José Padilla, Nicolás Jiménez, Francisco Villalobos, Juan Barreto.

Como una contradicción más a los hechos que se sucintaban en la invadida España, la convocatoria a la que nos referimos proclamaba y entre otras cosas decía: … “desde este momento, españoles y americanos, os veis elevados a la dignidad de hombres libres…”esto sucedía en febrero de 1810, para este entonces los patriotas de Quito purgaban en una lóbrega prisión el hecho de haberse proclamado “hombres libres”; en agosto 2 de este año, estos “hombres libres” eran masacrados y asesinados por soldados llegados de Lima a reprimir la idea revolucionaria de Quito.
Consientes estaban que las colonias españolas americanas no soportarían bajo ningún pretexto el yugo que la Francia quería imponerla una vez que España se hubiese sometido al imperio de Napoleón. Incluso no faltaron españoles “chapetones” y afrancesados  que miraban ya como un hecho el dominio francés tanto en la península cuanto en las colonas suramericanas. Esto motivó más a los patriotas para proclamar sus deseos de independencia.
En septiembre de 1810, se instaló  las Cortes Generales y Extraordinarias de la Monarquía en Cádiz, a la que asistieron en representación de América hispana. José Matheu, conde de Puñoenrostro, José Mejía Lequerica; y, un año después llegará José Joaquín Olmedo.
Para el 19 de marzo de 1812, la citadas Cortes, promulgan la Constitución de Cádiz, inspirada en la Constitución francesa de 1791.
El 11 de diciembre de 1813, cuando los ejércitos franceses habían sido derrotados y expulsados de la península, Napoleón suscribía el tratado de Valencay con Fernando VII, tratado que repuso a este al trono de España.
Este monarca a su retorno a España en marzo de 1814 no permitió sigan funcionando las Cortes ordinarias, a las que clausuró en forma violenta para asumir él, por sí y ante sí los poderes absolutos hasta finales de 1819.
Durante los seis años de ausencia, Fernando VII, a su retorno, ya no encontró a
la España que había dejado, la ruina moral y material habían sentado sus cuarteles en todo el reino; y por su puesto en las colonias españolas en América. España había madurado y se prestaba a embarcarse en la marcha de la historia; pero su monarca permanecía igual, estático como cuando fue recluido prisionero; suprimió la Carta Magna, para reinstaurar el absolutismo.
Para el año 1821 en  Venezuela y Colombia, se habían ya dado batallas decisivas por la independencia total de la metrópoli; haciéndose necesario por la gravedad de ello que el monarca tratará de enviar tropas para sofocar la revolución americana; es aquí cuando las tropas españolas  listas en Cádiz para ser embarcadas a América (1.820), se sublevan y se niegan abordar viejos barcos comprados a Rusia.
De 1820 a 1823, los sucesos acaecidos en España fueron trascendentales, y de tal forma podemos decir providenciales para la hispano América, púes la situación política de España impedía el envío de auxilio de tropas para contrarrestar las luchas independentistas americanas. La autoridad de Fernando VI menguaba, por lo que se vio obligado a solicitar ayuda militar a  Francia; esta nación envío a la península a los “Cien mil Hijos de San Luis” y este con el  “Ejércitos de la Fe” integrados por absolutistas españoles, restauraron la autoridad del Rey; dándose inicio a una nueva era de despótico y tiránico gobierno.
Las colonias españolas de  América ante la crisis política por la que atravesaba España, especialmente la invasión francesa de la península, no tuvieron mejor pretexto para  dar rienda suelta a sus ideas independentistas que ya largo tiempo la venían acariciando.
Guayaquil, en su 9 de octubre de 1820  hizo brillar su tea libertaria, a la que secundo Cuenca, Loja y otras ciudades de la actual República.
Gestas libertarias que se sucedieron una tras otra, llenas de heroísmo y sacrificio sin par.

Los españoles vencidos abandonaban los Virreinatos, las Reales Audiencias dependientes de estos, y las Capitanías Generales, no sin antes tratar de destrozar la presa, que herida y mal trecha, lucho heroicamente hasta la total liberación del humillante y oprobioso yugo español, al que trescientos años soportó sobre su espalda.
La casi totalidad de los soldados que se enfrentaron en estas gestas libertarias fueron americanos, realistas unos, patriotas otros, lucharon los primeros por la fidelidad jurada a su Rey a Dios y a la patria española; los otros por el anhelo  de libertad.
Los oficiales realistas de alto rango que mandaban los ejércitos españoles en su mayor parte fueron hijos nacidos en su madre patria España; los oficiales patriotas criollos así mismo mayoritariamente nacidos en América, no faltaron oficiales de extranjeras naciones que guiados por un profundo culto a la libertad del ciudadano, y su aversión al tiránico gobierno español, contribuyeron con su vida y persona a la gran gesta libertaria.
 Tampoco faltaron criollos americanos, oficiales y tropas que ofrendaron su vida por España, tal vez llevados por ese juramento solemne que hicieron de defender al Rey.
Debemos tal vez hablar de una guerra civil  hispanoamericana, tendiente a conseguir la independencia, pues los enfrentados en esta guerra fueron tal vez hermanos, hijos de una misma Madre, no fue la guerra de un país enemigo en contra de otro país enemigo, ni de un reino contra otro.
No faltaron los “tránsfugas tardíos”, que pese al juramento de fidelidad al Rey de España; en un momento dado sin importarles el perjurio, se pasaron al bando patriota, viendo ya perdida la causa realista y vislumbrando ya los albores de la libertad.
La verdadera historia los señala con el dedo en las páginas de la ignominia; aunque la historia espuria los consagre como patriotas de última hora, nunca podrán ocupar los peldaños de la gloria que los verdaderos patriotas del albor libertario que creyeron y lucharon por el  sueño de libertad lo ocupan en el empíreo, vigilando aún con su espada fulgurante que estos peldaños nunca sean ocupados por tránsfugas, traidores  y perjuros que ellos acá los conocieron.
Bolívar inmortal, coronado de gloria, comanda como Jefe Supremo, ese ejercito de héroes, de patriotas, y víctimas civiles, que lucharon por el derecho a ser libres de toda opresión injusta y arbitraria.